En la mitología griega, Melampo (en griego Μέλαμπους, «el de los pies negros», de μέλας, mélas, «negro», y πούς, poús «pie») era un adivino griego. Hesíodo le dedicó un poema, la Melampodia, hoy desaparecido.[1]

Hijo de Amitaón y Aglaya y hermano de Biante según Diodoro Sículo,[2]​ o según otra tradición transmitida por Apolodoro, hijo de Amitaón e Idómene, hija de Feres.[3][nota 1]​ Ya de adulto, Melampo llegó a ser un adivino y curandero reputado. Recibió de Apolo el don de la profecía, y fue iniciado en el lenguaje de los pájaros:

El ganado de Fílaco

En el Catálogo de mujeres Melampo comienza sus andanzas en Fílace. Biante pretendió a Pero, hija de Neleo. Éste, como eran muchos los aspirantes, dijo que la entregaría a quien le llevara las vacas de Fílaco —guardadas en Fílace por un perro al que no podía acercarse ni hombre ni fiera. Biante, incapaz de robar las vacas, llamó a su hermano para que le ayudara. Melampo le prometió hacerlo y predijo que sería descubierto durante el robo, pero que después de estar prisionero un año, conseguiría las vacas. Hecha esta promesa, Melampo se dirigió a Fílace y, tal y como había vaticinado, fue sorprendido y encerrado bajo vigilancia en una habitación. Poco antes de cumplirse el año, escucha a unos gusanos en lo oculto de un tejado; uno pregunta qué parte de la viga estaba carcomida, y otros contestan que faltaba ya poco. Inmediatamente pidió que lo cambiaran de celda y poco después se derrumbó la otra. Fílaco, admirado, reconociéndolo buen adivino, lo desató y le rogó que le dijese cómo podría lograr la descendencia de su hijo Ificlo. Melampo accedió a condición de obtener las vacas. Habiendo sacrificado y troceado dos toros, llamó a las aves. Al llegar un buitre, por él supo que en una ocasión Fílaco, mientras castraba carneros, había dejado el cuchillo aún ensangrentado cerca de Ificlo; el niño huyó asustado y él clavó el cuchillo en la encina sagrada, cuya corteza, creciendo en torno, acabó por ocultarlo. Melampo dijo que si se encontraba, y raspado el orín se le daba a beber a Ificlo durante diez días, conseguiría un hijo. Enterado de esto por el buitre, Melampo encontró el cuchillo y durante diez días dio el orín raspado a Ificlo, quien luego engendró a Podarces. Después condujo las vacas a Pilos y tomando a la hija de Neleo se la entregó a su hermano.[5][6]

Curación de las hijas de Preto

Encontrándose en la Argólida fue llamado por el rey Preto. Las tres hijas de este enloquecieron cuando llegaron a la edad núbil, según Hesíodo,[7]​ por rechazar los misterios de Dioniso, o como dice Acusilao por haber menospreciado la estatua de madera (xoanon) de la diosa Hera. Se creían vacas.[8]​ Errantes por toda la región argiva, atravesaron Arcadia y el Peloponeso por lugares yermos. Melampo reclamó un tercio del reino como precio de la sanación. Preto se negó y las tres princesas enloquecieron aún más, quedando pronto afectadas todas las mujeres argivas, que abandonaron sus casas, mataron a sus hijos y marcharon al desierto. Melampo aceptó curarlas a cambio de otro tercio del reino para su hermano Biante, condición que Preto admitió. Acompañado de los jóvenes más vigorosos, las persiguió con gritos y danzas frenéticas desde las montañas hasta Sición. Murió la mayor de las prétides, Ifíone, pero las demás recobraron la cordura mediante lustraciones. Preto las casó con Melampo y su hermano, que así consiguieron los dos tercios del reino.[9]

Descendencia

Algunos dicen que Melampo se desposó con una mujer de Argos, sin más,[10]​ pero generalmente se conviene que se desposó con Ifianasa, hija de Preto[9]​ —aunque otros la refieren como Ifianira, hija de Megapentes.[11]​ Sea como fuere se le atribuyen varios hijos, conocidos colectivamente como los Melampódidas, que como es fama eran reputados como hábiles augures. No en vano se dice que Zeus dio a los Amitaónidas la cualidad de la inteligencia, esto es, la previsión sobre el futuro.[12]​ Para Homero Melampo «construyóse una excelsa morada y engendró dos varones robustos, Antífates y Mantio».[10]​ Diodoro opina que engendró a «Antífates y Manto, y también a Biante y a Prónoe».[11]​ Otros más añaden a Abante[13][14]​ o a Cérano.[1]​ Pero la sucesión en el trono de Argos se sucedió así: Melampo - Antífates - Oícles - Anfiarao - Anfíloco. Este último fue uno de los Epígonos y pretendiente de Helena.[15]


Véase también

  • Melampodia

Bibliografía

  • Biblioteca mitológica, I, 9, 11 - 13; II, 2, 2.
    • I, 9, 11 - 13.
      • Texto francés: 10 - 11; 12; 13 - 16.
        • Texto inglés, con índice electrónico, en el Proyecto Perseus; ed. de 1921 de James George Frazer: 11; 12; 13.
          • I: texto griego en Wikisource (A, 9, 8; A, 9, 9).
    • II, 2, 2.
      • II, 2, 1 - 2: texto francés.
        • II, 2, 2: texto inglés en el Proyecto Perseus.
  • DIODORO SÍCULO: Biblioteca histórica, IV, 68, 3 - 5.
    • Texto griego en el Proyecto Perseus: 3; 4; 5.
      • IV: texto griego en Wikisource (4,68).
  • HERÓDOTO: Historia, II, 49 (XLIX).
    • II: texto español en Wikisource.
      • II: texto griego en Wikisource.
  • PROPERCIO: Elegías, II, 3; V, 51 y ss.
  • VIRGILIO: Geórgicas, III, 550.
    • III: texto español en Wikisource; último párrafo.
      • III: texto latino en Wikisource; véase el último párrafo.

Notas y referencias

Enlaces externos

  • BULFINCH, Thomas: Mitología de Bulfinch (Bulfinch's Mythology).
    • I: La era de la fábula o Historias de dioses y héroes (The Age of Fable o Stories of Gods and Heros, 1855).
      • I, 24: Orfeo y Eurídice; Aristeo; Anfión; Lino; Tamiris; Marsias; Melampo; Museo (Orpheus and Eurydice - Aristæus - Amphion - Linus - Thamyris - Marsyas - Melampus - Musæus): texto, en inglés, en el sitio del Internet Sacred Text Archive.
      • El mismo texto en Wikisource.
        • Traducción portuguesa en Wikisource.

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